Cuando iniciamos una nueva temporada con nuestra planificación, delante del ordenador preparando macrociclos, mesociclos, microciclos, sesiones de trabajo, y fijamos objetivos, a menudo no caemos en la cuenta de que, en la mayoría de las ocasiones no conocemos la plantilla con la que contamos, sobre todo en categorías de fútbol base, de manera que, pasada la planificación de la pretemporada, la cual viene a ser muy estandarizada (preparación física: resistencia, fuerza, flexibilidad, coordinación, velocidad, etc.), nos damos cuenta de que lo que se había planificado no te está llevando a nada pues en muchas ocasiones los conceptos que crees sabidos no lo son tanto, por lo que decides planificar de nuevo...; y es aquí donde surgen las dudas, pues: ¿qué priorizo? ¿qué es lo que más importancia tiene: la preparación física, la técnica, la táctica, los sistemas de juego...?
Sin duda el fútbol que hoy conocemos se mueve bajo el imperativo de orden preconcebido (Táctica), dentro de una colocación en el terreno de juego (Sistemas), que admite un gran número de variantes condicionadas por el estado fisiológico de los jugadores (Preparación Física)
Y comenzamos a bombardear a nuestros jugadores con conceptos tácticos y posicionamientos, que en muchas ocasiones suelen confundirles, sobre todo cuando muchos de ellos, sino todos, aún no habiéndolos entendido son temerosos de plantearnos el explicarlos de nuevo o de otra manera más comprensible o clara para ellos. Tras la puesta en marcha de los conceptos “bombardeados”, volvemos a caer en la cuenta de que algo no marcha. No cumplimos con el objetivo marcado en la realización de las tareas, la sesión se antoja tediosa y la concentración de jugadores y entrenador se nota frágil.
Es el momento de volver a variar que para eso, aunque muchos no le den importancia, tenemos un carné que a mí particularmente me gusta definirlo como titulación. Y nos damos cuenta de que se nos pasó por alto algo que pensamos va con el jugador, y que está superado: La Técnica.
Qué sentido tiene saber qué es un cambio de orientación en profundidad y diagonal si nuestros jugadores no están capacitados para realizar pases a larga distancia y, aunque lo estuvieran, si no tenemos otro que al realizar el desmarque para recibir ese pase, carece de eficacia en sus controles orientados o, a la hora de encarar a un rival, no resuelve satisfactoriamente la situación mediante un regate, finta y un tiro eficaces.
Qué sentido tiene jugar con un determinado sistema de juego si nuestros jugadores no están técnicamente capacitados para desarrollarlo.
Por otro lado, jugadores ejemplares técnicamente hablando, es decir: que analíticamente sus acciones técnicas son perfectas, suelen ser jugadores demasiado individualistas que, sin duda precisan de un orden (Táctica), dentro de una ocupación racional del terreno de juego (Sistema).
Así que, cuando vuelves a retocar esa planificación de principios de temporada, decides realizarla semanalmente, con objetivos más concretos y evaluando más a menudo para constatar que llegan los progresos, por lo que habitualmente decides realizar entrenamientos integrados, en los que las tareas a desarrollar implican la ejercitación de todos y cada uno de los componentes intervinientes en este bendito deporte, haciendo de la sesión de entrenamiento una amena y aprovechada tarde de práctica deportiva.
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