La Figura del
entrenador es vista como el hombre implacable, cruel en muchas
ocasiones e insensible en todas. Pero nada más lejos de la realidad. El
entrenador es más humano de lo que aparenta y en ocasiones más frágil y
solitario que otras de las siluetas que conforman el ámbito del deporte
colectivo.
El Director de
Equipos, antes que entrenador es un ser humano y como tal es limitado. Ante
esta limitación debemos actuar humildemente asumiendo esas limitaciones que
podrán ser como persona y también como
entrenador.
Tenemos que admitir
que el entrenador no tiene todas las respuestas a los problemas que puedan
surgir tanto en el grupo que maneja cuanto al propio entrenador.
El Hecho de existir
un buen clima de confianza mutua entre el grupo y el entrenador será
fundamental en la resolución de esos problemas incluso mediante las respuestas del mismo grupo. Para esto,
saber de nuestras limitaciones, conocerlas y querer mejorarlas aprendiendo de
ellas, reconociéndolas y asumiéndolas lograrán, primero, una mayor autoestima y mayor
reconocimiento entre la plantilla.
La intención de
mejorar es una cuestión ética que permite hacer mejorar de igual modo al
resto que está en nuestras manos como
entrenador tanto técnicamente como humanamente.
El estar a gusto, el
plantearnos el hecho de ser entrenador más que por profesión por vocación
estando convencidos de ello, nos dará autoconfianza, ayudándonos a estar
satisfechos pero sobre todo reafirmaremos el desarrollo de nuestras ideas. La
Responsabilidad que tenemos, debemos asumirla plenamente pues si nos
encontramos a gusto, debemos reconocer nuestras equivocaciones
inexcusablemente.
Ser responsable con
nuestros jugadores significa antes, adquirir responsabilidades de forma que
podamos concederles responsabilidades a nuestros jugadores a posteriori. Ser
responsable ante el resto por la dimensión social del deporte en sí, intentando
evitar ese círculo de vanidad y de famoseo en el que pudiéramos entrar con
nuestro cargo.
En definitiva. Sintiéndonos
humanos podremos dirigir un grupo humano…
Como Director de
Equipos, nosotros entrenadores, debemos tener presente que el equipo no solo lo
componen jugadores sino personas. Cada una con una forma de actuar y no solo técnica,
física o tácticamente sino humanamente.
Cada uno de los
componentes tendrá un nivel social y cultural e incluso, seguramente,
inquietudes totalmente distintas pero todo esto debemos saber conjugarlo de
forma que ese conjunto de inquietudes sean beneficiosas para el conjunto de
esas individualidades sin que causen molestias a nivel personal.
Conocer al jugador
mas allá de lo puramente deportivo, ganarse a cada uno de ellos intentando
entender sus inquietudes, en ocasiones de ámbito profesional pero en otras, seguramente
personales. Crear la suficiente confianza en todos para que de esta manera lo
que queramos conseguir de ellos parezca o sea alcanzable. De igual forma que debemos ganarnos la confianza de cada uno
de los jugadores es importante intentar que personalmente cada uno de ellos
intente ganarse la misma del resto del grupo haciéndoles ver que el grupo no es
más que la suma de cada una de sus personalidades por lo que si de esta
personalidad se pone lo mejor, el grupo será el que mejore…
…Nadie es mejor que
un equipo…