viernes, 4 de mayo de 2012

EL DIRECTOR DE EQUIPOS


La Figura del entrenador es vista como el hombre implacable, cruel en muchas ocasiones e insensible en todas. Pero nada más lejos de la realidad. El entrenador es más humano de lo que aparenta y en ocasiones más frágil y solitario que otras de las siluetas que conforman el ámbito del deporte colectivo.
El Director de Equipos, antes que entrenador es un ser humano y como tal es limitado. Ante esta limitación debemos actuar humildemente asumiendo esas limitaciones que podrán ser  como persona y también como entrenador.
Tenemos que admitir que el entrenador no tiene todas las respuestas a los problemas que puedan surgir tanto en el grupo que maneja cuanto al propio entrenador.
El Hecho de existir un buen clima de confianza mutua entre el grupo y el entrenador será fundamental en la resolución de esos problemas incluso mediante  las respuestas del mismo grupo. Para esto, saber de nuestras limitaciones, conocerlas y querer mejorarlas aprendiendo de ellas, reconociéndolas y asumiéndolas lograrán,  primero, una mayor autoestima y mayor reconocimiento entre la plantilla.
La intención de mejorar es una cuestión ética que permite hacer mejorar de igual modo al resto  que está en nuestras manos como entrenador tanto técnicamente como humanamente.
El estar a gusto, el plantearnos el hecho de ser entrenador más que por profesión por vocación estando convencidos de ello, nos dará autoconfianza, ayudándonos a estar satisfechos pero sobre todo reafirmaremos el desarrollo de nuestras ideas. La Responsabilidad que tenemos, debemos asumirla plenamente pues si nos encontramos a gusto, debemos reconocer nuestras equivocaciones inexcusablemente.
Ser responsable con nuestros jugadores significa antes, adquirir responsabilidades de forma que podamos concederles responsabilidades a nuestros jugadores a posteriori. Ser responsable ante el resto por la dimensión social del deporte en sí, intentando evitar ese círculo de vanidad y de famoseo en el que pudiéramos entrar con nuestro cargo.
En definitiva. Sintiéndonos humanos podremos dirigir un grupo humano…
Como Director de Equipos, nosotros entrenadores, debemos tener presente que el equipo no solo lo componen jugadores sino personas. Cada una con una forma de actuar y no solo técnica, física  o tácticamente sino humanamente.
Cada uno de los componentes tendrá un nivel social y cultural e incluso, seguramente, inquietudes totalmente distintas pero todo esto debemos saber conjugarlo de forma que ese conjunto de inquietudes sean beneficiosas para el conjunto de esas individualidades sin que causen molestias a nivel personal.


Conocer al jugador mas allá de lo puramente deportivo, ganarse a cada uno de ellos intentando entender sus inquietudes, en ocasiones de ámbito profesional pero en otras, seguramente personales. Crear la suficiente confianza en todos para que de esta manera lo que queramos conseguir de ellos parezca o sea alcanzable. De igual forma  que debemos ganarnos la confianza de cada uno de los jugadores es importante intentar que personalmente cada uno de ellos intente ganarse la misma del resto del grupo haciéndoles ver que el grupo no es más que la suma de cada una de sus personalidades por lo que si de esta personalidad se pone lo mejor, el grupo será el que mejore…
…Nadie es mejor que un equipo…